Lilian San Martín pertenece a la generación 2001 de Ingeniería en Computación e Informática del IP Virginio Gómez y desde su titulación continuó adquiriendo herramientas que le permiten promover la reducción de la brecha de género en carreras de ingeniería. Así, se transformó en pionera organizando eventos regionales de Tecnología e Informática, con invitados como Google, y gestionando el premio internacional para mujeres en tecnología, Ada Byron, que se realizará con la colaboración de la Universidad de Deusto. Además, dio origen a la primera beca para mujeres en Ingeniería en la Universidad Andrés Bello: Beca Ingenia.

Inició sus estudios en 1997 y recuerda lo importante que fue su paso por el IPVG. “Recalco la labor de los profesores que siempre me motivaron y apoyaron en el proceso de aprendizaje. La gran mayoría eran docentes que venían de la UdeC a enseñarnos, y con ellos sentí el espíritu de familia del Instituto, aunque no eran los únicos pues la orientadora y mi directora de carrera en ese tiempo contribuyeron con este sentimiento. Ahí partió este modelo a seguir de trabajar en equipo, que lo encuentro esencial, y es algo que he replicado y en lo que he podido avanzar con los alumnos, en mi calidad de directora de la Escuela de Ingeniería de la UNAB”, expresó San Martín.

Destaca que durante su proceso de formación como ingeniera desarrolló las habilidades para liderar proyectos regionales de investigación, identificó su orientación por la docencia y su actual rol aportando a disminuir la brecha de género en carreras de ingeniería. “Tuve un buen grupo de compañeros de generación, lo que fue vital para mi desempeño académico y mi liderazgo en grupos de estudio. Es importante decir que el trabajo que realizo sigue la línea de mi experiencia en el Instituto porque busca impulsar a que más mujeres estudien ingeniería. Cuando yo lo hice, en mi carrera apenas éramos 7 u 8 mujeres. La cohesión de estudiar en un área altamente masculinizada, en el contexto del año 97, fue desafiante”, comentó la ingeniera. 

Estudiar una ingeniería le significó un reto personal, y también para sus compañeras de generación, pues relata que “uno viene con el estigma de que las mujeres no somos buenas para las matemáticas o para la tecnología y no me fue fácil el tema de la programación. Por otro lado, algunos de mis compañeros se creían los másters de la programación y, de hecho, nosotras nos apoyábamos en ellos para poder sacar adelante los trabajos. Y ahí estaba la diferencia, a nosotras nos costaba, no era fácil, y claramente me sacrificaba el doble”, recordó.

Es en este contexto que San Martín, a través de los grupos de estudio para lograr sus objetivos académicos, logra identificar su orientación por la docencia. “Me gustó mucho la asignatura que trataba sobre la base de datos y, más tarde, el Instituto me dio la oportunidad de ser ayudante del ramo cuando me titulé. Fui ayudante de la profesora Jeanette Miño y luego descubrí mi gusto por enseñar. Más tarde, el Virginio Gómez reconoció mis capacidades y por medio de mi directora de carrera conseguí mi trabajo como Jefa de Carrera de Técnico en Nivel Superior en Sistemas Informáticos en Santo Tomás”, declaró. 

“Cuando empecé a trabajar, yo sentía que las matrículas de mujeres para la carrera eran muy poquitas, entonces me preguntaba ¿cómo hacemos para aumentar las cifras? A partir de ese momento hicimos talleres, seminarios y actividades en pro de esto”, aseveró.

Según la fundadora y directora de la Fundación Mujeres Ingenieras de Chile, Consuelo Fertilio, el ingreso de mujeres a carreras de Ingeniería alcanza sólo el 28%, cifra que Lilian San Martín quiere aumentar en su actual trabajo con el apoyo de la Universidad Andrés Bello. “La UNAB ha visto estos esfuerzos y, de cierta forma, lo ha hecho parte de su lineamiento, lo que me ha permitido realizar iniciativas a nivel nacional, lograr la Beca de Ingenia, tener proyectos internacionales como Wise, que potencia el emprendimiento e innovación en las mujeres en Chile, concretamos que alumnos nuevos realizaran el curso de la ONU “Yo sé de Género” para disminuir brechas en este tema, avanzar profesionalmente y ser profesora asociada”, comentó.

Durante la entrevista, San Martín confesó su sentir al tener su ascenso como profesora asociada de la UNAB. “Cuando recibí la noticia, todos los obstáculos, todas las dificultades en el camino, valieron la pena. Que si tú te lo propones lo vas a lograr”, finalizó.